ESCRITS GUANYADORS MIGUEL DE CERVANTES EN CASTELLÀ

GRUP A (de 9 a 12 anys)

PRIMER PREMI

Guido Baila Fuch

MI MEJOR AMIGO

Justo después de que mi madre se hubiera casado decidió comprarse un perro. Una amiga de mi tía, tenía varios cachorros porque su perra acababa de tenerlos y no sabían qué hacer con todos ellos, así que mi tía aviso a mi madre, y fueron a buscar a uno de ellos.
Cuatro años después nací yo. Estuve tres días en el hospital y más tarde me llevaron a casa. Mi madre abrió la puerta mientras mis abuelos me sujetaban y al instante un pequeño perro blanco empezó a saltar de alegría viendo que sus amos ya habían vuelto a casa. Yo empecé a llorar desconsolado, fue entonces cuando mi perro, llamado Dusty, se dio cuenta de que había una persona nueva en la familia. Mi padre rápidamente le hizo oler una prenda de ropa mía para que se acostumbrara a mi olor.
Hubo un tiempo en que mi perro era como el rey de la casa, pero a partir del momento que yo llegué al nuevo hogar, mis padres empezaron a estar más pendientes de mí que del perro.
Al principio nos costó mucho hacemos amigos porque el perro se mostraba celoso, hasta que un día, cuando mi madre terminó de acunarme fue a echarse la siesta, entonces mi perro entró en mi cuarto guiado por el olor, se acercó al borde de la cuna y puso su pequeña y negrita nariz encima de mí.
Yo me desperté, abrí los ojos lentamente y lo primero que vi fue un pequeño perro blanco con las orejas doradas y lamiéndome la cara con su lengua.
Creo que fue justo en aquel momento cuando mi perro y yo nos hicimos amigos. Lo sé porque en aquel instante mi madre entró en la habitación, rápidamente cogió la cámara de fotos y plasmó esa maravillosa escena quedando grabada en nuestra memoria para siempre.
Con el paso del tiempo, yo cada vez me hacía más mayor, y mi perro más viejo, jugábamos a la pelota por el campo, veíamos películas juntos, paseábamos por la calle, recuerdo que era una odisea poder bañarlo ya que el tenia pánico al agua, cuando estábamos aburridos jugábamos un poco con un palo, yo lo acariciaba de vez en cuando. Aquellos fueron los mejores días de mi vida. Todo era tan bonito! hasta que un día, cuando mi perro ya rondaba los quince años, le dio un ataque al corazón, y a partir de aquel momento se fue complicando todo, cada vez se movía menos e iba perdiendo las fuerzas y las ganas de vivir. Dusty, mi mejor amigo desapareció de mi vida para siempre.

SEGON PREMI

Nacho Chaves Cosano

NUESTRA ESENCIA

Ayer soñé con tener una vida,
una vida que aún no tenía.
Esa vida era diferente,
era una vida con la que me entretenía.

Y en el sueño aparecía gente diferente,
triste, seria y aburrida.
Y yo estaba ahí disfrutando,
de tener una vida que no era para nada,
triste, seria y aburrida.

Y me he dado cuenta,
de que soñar es imponente.
Porque la imaginación tiene alas,
que la pueden llevar
hasta los confines de la mente.

Y con este sueño he aprendido,
que tengo solo una oportunidad de vivir.
Y que esta vida es un regalo,
que he decidido disfrutarlo,
por lo bonito que es ser feliz.

GRUP B (de 13 a 14 anys)

PRIMER PREMI

Carla Tuset Palau

EL DÍA QUE EL HOMBRE PUEDA VALER MÁS QUE EL DINERO

Noté un sudor intenso escurrirse por mi cara, no sé si era sudor o eran lágrimas; en ese momento no sabía nada, me hacía falta un hada, o algo así; para poder sobrevivir.
No sabía si dormía o estaba despierto, en caso de estar dormido sería una pesadilla, aunque en el otro, también.
Escuchaba golpes, gritos, balas; gente pedir ayuda sin respuesta.
Yo permanecía inmóvil, escondido en unos arbustos, solo.
No sabía si era mejor salir de allí, y que me mataran, o quedarme allí, con vida; bien, si eso se podía decir vivir.
Sin comida, sin padres; solo yo, y un cuerpo desnutrido, sin apenas fuerzas ni energía.
Un líquido rojo salpicaba a toda velocidad en cada instante; Sangre; De repente; los soldados se fueron, se fueron; como las vidas de toda esa gente.
Un niño salió y dijo que si estaban locos, uno de los soldados le apuntó, y luego, disparó; no hubo ninguna palabra, pero eso fue más que una respuesta.
Desperté; me encontraba en la cama, ahora lo recuerdo; ese sueño fue debido al documental de anoche.
Varios escalofríos se apoderaron de mi cuerpo, al saber lo que ocurría en el mundo; de cierta manera, lo había vivido.
¿Y sabéis lo más triste de todo esto? Que nosotros, los que somos tan afortunados como para no vivir en lugares de guerra constante, la causante de desnutrición
severa, múltiples enfermedades, masacres de gente inocente..
No hacemos nada.
Sabemos las situaciones de otra gente, que, perfectamente, podríamos ser nosotros; cuando vemos por la televisión el típico anuncio de Unicef, de gente pidiendo ayuda y mostrándonos su situación tan crítica, nos limitamos a decir:-Pobrecitos.
O simplemente cambiamos de canal porque no nos agrada ver las tragedias que ocurren en el mundo.
No nos gusta pensar que eso es la dura realidad. Nuestra mente se satisface pensando que nosotros no somos esas personas tan desafortunadas y que ellos viven en un mundo paralelo al que nos rodea.
Ponemos simples excusas como:-Si tuviera que ayudar a todo quien lo necesita el pobre sería yo.
O pensamos en la típica frase:-Si cada uno pone un granito de arena se puede conseguir una gran montaña con la ayuda de todos.
Alguna vez todos hemos pensado en esa frase y hemos llegado a esta conclusión:
¿Por qué he de poner yo mi grano de arena, si otro no lo hace?
Ese pensamiento egocéntrico nos ha llevado a donde estamos.
Preferimos comprarnos unos zapatos Adidas, a colaborar con
asociaciones en las que, 80 euros; puede ser alimento para 30 niños. Preferimos no pensar en esas desgracias; que desgraciados somos...

Esa es la realidad, cruel; pero cierta.
Sé que esto no va a cambiar, al menos ahora; pero también sé, que esto ha de cambiar.
Espero que algún día, los Másteres o las carreras para gente supuestamente inteligente sirvan de ayuda para pensar en esto, y que actuemos.
Espero que, tantos estudios nos hagan reaccionar y nos sirvan de ayuda para pensar.
Porque veo humanos, pero no humanidad.

SEGON PREMI

Heidi López Herbert

UTÓPICO

Hoy me he levantado con ganas de volar, con ganas de no tener temor a fallar.
Con ganas de que me quieran, con ganas de querer
Con ganas de que me acepten, con ganas de poder aceptar.
Con ganas de poder ser yo, con ganas de no tenerme que apartar.
Con ganas de tener quien me abrace, con ganas de tener a quien abrazar.
Con ganas de no ser juzgada, con ganas de poder dejar de juzgar.
Con ganas de empezar a valorar, con ganas de ser valorado.
Con ganas de volver a empezar, con ganas de borrar el pasado.
Con ganas de que me den la mano, con ganas de que me cojan la mía.
Con ganas de poder comparar, con ganas de no ser comparado.
Con ganas de poder acoger, con ganas de que me acojan.
Con ganas de no tener que defender mis ideales, con ganas de que los acepten.

Con ganas de dejar de estar sola, con ganas de tener compañía.
Con ganas de que todo esto no sea solo una bonita utopía.

GRUP C (de 15 a 18 anys)

PRIMER PREMI

Andrea Camp Campos

CHICA 13

Lo prometí. Me lo prometí a mí mismo. No volver a pensar en esa época nunca, al fin y al cabo no sería tan difícil. Pero las promesas volaron con el tiempo como hojas en otoño, y ella seguía ahí, en mi mente, danzando elegantemente como el fuego, dejando que las llamas de sus recuerdos consumieran mi felicidad y mi tristeza a la vez, haciendo que me invadiese un profundo sentimiento de melancolía. Ya nunca nada volvería a ser lo mismo después de nuestro efímero y breve contacto. Un contacto en el que conocí otros mundos, otras sensaciones que me hacían sentir único, diferente, especial y comprendido. Reconozco que fue un error, uno de los más grandes quizá, pero volvería a equivocarme con ella el resto de mi vida, una y otra vez. Nuestra intensa y corta relación me recuerda al viento, pero no a esa brisa primaveral que mece las flores de los cerezos, ni a ese airecillo agradable que te refresca en verano. Me trae a la mente el viento frío e irregular de enero, ese que zarandea violentamente las ramas de los sauces, dándoles breves descansos para que tengan tiempo de agonizar. Ese que me recuerda que tu amor se fue con él, como las hojas. Bueno, donde pone amor... dejo que cada cual escoja la palabra adecuada.
Nunca supe distinguir entre la realidad y la ficción, y nunca supe descifrar tus palabras, como si de un acertijo se tratara, sin saber lo que escondían: si la más entrañable y pura verdad, o una mentira que moldeé a mi gusto para sentirme satisfecho con mi vida de mierda.
Pero bueno, ya que estamos, vamos a dejar al lector experimentar mi desdicha, pues no sabe de qué estoy hablando y podría resultarle ofensivo. Es confuso explicar cómo me siento, pero a pesar de todo ello, las palabras fluyen solas cuando de ella se trata.
Bien, empecemos. Era extraordinaria, alucinante, lograba arañar la imperfección con todos y cada uno de sus certeros desaciertos. Estaba más loca que Harley Quinn por el Joker, y era preciosa, cada noche despertaba con la luna y cada día dormía con el Sol. Amaba la música, por encima de todo lo abstracto, lo físico, lo melódico y lo desacompasado. Gran fan de Aerosmith, le encantaba bailar Walk This Way frente al espejo, haciendo alarde de sus cualidades para el Air Guitar. Cuando se encontraba en el clímax de su espléndida actuación, solía sorprenderla dándole un abrazo por la espalda, al que ella me contestaba achinando sus grandes y cerúleos ojos, arrugando esa naricilla respingona suya y sonriendo, dejando al descubierto esos dientes adorables de ratoncita. Le gustaba salir, cantar y beber vodka a morro, derramarlo queriendo y dejando a todas sus camisetas con resaca. A pesar de ello se reía, aunque al día siguiente, después de tal jumera, no se acordara de quien era el número de teléfono que tenía escrito en el brazo, ni de cómo habían llegado esas botellas de alcohol vacías y manchadas de carmín oscuro al borde de su cama. Solía deleitarme con el enigma de sus piernas, que con el tiempo dejaron de ser un misterio para mi, y amaba por encima de todo esos labios de rosa, de los cuales solo me dejaba catar las espinas. Le gustaba la poesía, sentía a los autores, lloraba con ellos y no recordaba nada después. Dormía un ínfimo e irrisorio periodo de tiempo al día, por eso de su insomnio inventado y poseía las ojeras imaginarias más hermosas que nadie había contemplado jamás. Estaba jodida, rota y roída como un trapo, aunque luego no lo quisiera reconocer. Se hacía la dura, escondiéndose tras esa melena que aun siendo de un color común, me encandilaba con sus ondas rebeldes en las que volvería a enredar mis dedos una vez tras otra, infinitamente. Era la villana de mi historia inventada, la que me hacía el amor con Metallica de fondo. Me quería, era capaz de quererme, haciéndome adicto a sus incumplidas promesas, a sus medias verdades y a sus falsas mentiras. "Fiera como una pantera y suave como el algodón" según Estopa, "La chica que lee y me hace querer ser todo lo que no soy, que no se resignará a vivir sin pasión, sin perfección o a llevar una vida que no sea digna de ser narrada" citando a Charles Warnke. Estoy convencido de que venía de otra nebulosa, por eso nunca la entendía nadie aunque siempre alzara la voz por encima de la de todo el mundo. Diría que era inmortal, por eso de su infinidad de lunares y que me conocía mejor que yo mismo, que descubrió cosas sobre mí que nadie más sabrá jamás. Tenía un orgullo...
Madre mía los problemas que me daba la señorita con su orgullo... Era mi chica diez no, trece, la chica con la que me gustaría pasar el resto de mi vida inmortal, a la que para ser perfecta, lo único que le faltaba era ir de mi mano. Cuando salíamos, me decía que lo nuestro no sería para siempre, que cuando fuera mayor no se acordaría de mi, que caeríamos en el Alzheimer. Y aun así, viviría con ella, su ignorancia y su inconformismo para siempre.
Ahora soy feliz, espero que me envidie. Creo que todo lo que he conseguido me llena, y creo que de felicidad. Tengo la vida que tanto deseaba (quizá no tanto), y una chica a la que quiero (quizá no tanto), aunque no hay día que no la compare con ella y me decepcione, porque nada se le puede comparar y joder, ¿por qué tuve que resignarme a vivir sin ella? No me engaño, es impotencia, esa de no poder tenerla, porque volvería mil veces a ese paraíso infinito y eterno que me ofrecían sus brazos, y espero que esa gloria sea la que me espera después de la muerte, ese Edén prometido. Iluso fui al pensar que nunca se iría de mi lado, pero era una chica aventurera, dromómana empedernida, y no se arriesgaría a quedarse en su zona de confort cuando podía poner su corazón a 100 beats por minuto en los brazos de cualquier otro que le diera un poco mas de juego, de fantasía o quizá un poco más de manta en la cama. Era, o así creí yo que fue durante el tiempo que fue mía, mi reina, mi Killer Queen. Ahora está con ese despreciable, un baldragas que la cambiaría por dos gramos de cocaína si pudiera. Sé que ese haragán no la quiere realmente, aunque ella pierda los huesos por él, se le derritan las rodillas al oír su nombre y en las puntas de su pelo se dibujen corazones cuando la acaricia. Ese desgraciado la ha convertido en un fantasma con un corazón occiso latiendo en su interior, bombeando un líquido frío y rojo, en un alma en pena habitando un cadáver vacío de vida, intentando llenarlo de sentimientos humanos.

SEGON PREMI

Cristina Casares Muñoz

PERLA DE MAR

Gentil figura en la roca posada
de dorados cabellos y piel marmolada.
Clavel y azucena, bendita sonrisa;
y cuando se ríe, ¡dichosa su risa!

¡Oh bella diosa, oh dulce harmonía.
Pararse han los barcos ante tal melodía!

Celoso está el sol, pues su luz desvaída
en vuestro semblante es amanecida.
Envidia la luna vuestra blancura ungida,
pues solo aparece cuando vos sois ida.

¡Celosa la mar de vuestros dos zafiros.
Envidia la brisa los míos suspiros!

Cautivo me tiene su canto de sirena,
Que agita las olas y a la vez serena.
Sus luengas piernas besa la mar;
no es sirena, no, es perla de mar.

GRUP D (majors de 18 anys)

PRIMER PREMI

David Pérez Ollé

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Enciendes la radio y no hay sonido que tranquilice,
La batería golpea tu estómago,
La voz se hunde en tu cabeza
Y la guitarra te despedaza por dentro,
Tomate tu tiempo y pregúntame donde he estado,
Donde fui todo este tiempo.
Busqué los campos verdes que me prometieron de niño,
Alcé la vista encontrando cristal en vez de piedras a las que escalar,
No podrán decir que no giré por el mundo, día tras día,
Nación tras nación no encontré,
Una radio con sonido que me revelase los destinos prometidos,
Largo y vacio era todo lo que encontraba,
Perdido por los estímulos no descansé,
Brazos, fueron los que calmaron mis ojos,
Brazos, fueron los que calmaron mi hogar,
Brazos, fueron los que me ahogaban.
Y de repente me escurrí como pude,

Fue frio y húmedo,

Fue limpio pero espinoso,
Los colores se fundieron una vez, deplorable, pero fue así,
Creo que te fuiste hace tiempo, aunque tu cuerpo estaba aquí,
Tus ojos no estaban en tu perfil,
Un claro borroso y sin vida en medio de tu rostro,
Ya no estabas, hacía tiempo que el cuerpo se dejó como trampa,
Pero no quería morir todavía,
Pensé donde sería feliz,
Pisé flores, renegué de los dioses, gusté hasta caer en vértigo,
Mírame y dime qué piensas,
No pares ahora, bailemos para celebrar que tal vez hoy solo es el último día de mi vida,
Sabes que solo es un delirio,
Que mañana seré el mismo tipo idiota,
Pero serán tiempos modernos que vivir,
Todo lo divertido se corta como un cuchillo atraviesa la carne,
Sin avisar y con cara incrédula,
Preguntando como acabé aquí,
Me dijeron, que tenía una llamada,
Que pensara con quien hablar,
Llamé al diablo, ella vino a mí y me dijo que no,
Cantaba que no volvería, no volvería otra vez.
Los cristales rotos de la noche me despertaban,
Húmedo y salado no podía cerrar los ojos,
Las paredes cantaban que ella no volvería,
Serafines que bailaban en el polvo de la mañana,
Me pedían redención,
Que si al perdón y que no volvería.
Cantaban todos que no volvería nadie a mí.
Un hombre recto y desdentado se me acercó,
Tal vez es tiempo de recoger la siembra,
Tal vez es el momento de salir de aquí,
Y yo mirando mis paredes y el reflejo del espejo sin reconocerme,
Fue la decisión, fue el momento donde salvar,
Nación tras nación no encontré,
Una radio con sonido,
Brazos, fueron los que calmaron mi hogar,
Sabes que solo es un delirio.

SEGON PREMI

Maria López Navall

EL DRAGÓN

Ya voy en busca de los 90 años, una vida larga la de estos huesos, con tantos acontecimientos que he vivido y al llegar estas fechas siempre recuerdo las mismas historias, cada noche cuando era pequeña mi abuelo Joan, me contaba un cuento junto a la chimenea con las últimas brasas del principio de la primavera, Después de cenar, me acorrucaba a su lado, mientras mi madre cogía sus cosas y empezaba a hacer ganchillo, la abuela a su lado y el primo con sus retorcidos y mal olientes puros caliqueños se sentaban frente a la chimenea. Era todo un ritual el abuelo Joan sacaba la petaca de picadura de tabaco y su pipa del bolsillo de la americana, le daba unos golpecitos a la pipa y la llenaba de tabaco, entonces yo cogía un bastoncito de la chimenea y le acercaba la llama para encender su pipa, el daba unas cuantas caladas bien fuertes, exhalaba el humo, se relajaba y empezaba.
- ¿Te he contado la historia de ...?, - Aunque me las hubiera contado 1000 veces, siempre le decía no me acuerdo, cuéntemela. Me encantaba oírlo.
- Te voy a contar la historia del Dragón que vivió y atemorizó a los habitantes de estos pueblos, sobre todo a los de Pallejà que en aquellos años al pueblo se le llamaba "la Villa Palaiano",
Hace muchos, muchos años el pueblo era muy pequeño tan solo habían unas cuantas casas alrededor del viejo castillo que era diferente al de ahora y la iglesia vieja de Santa Eulalia estaba a un tiro de piedra de él, además de unas 6 o 7 masías apartadas, las cuales tenían sus tierras de cultivo, en las cuales la mayoría de sus habitantes acudían a trabajar a ellas contratados por los dueños, además les dejaban una porción de tierra para que tuvieran su propia cosecha. En aquellos años todos vivían felices, muchas veces se reunían en la plaza del pueblo para hacer una fiesta, si no había un motivo se lo inventaban, se hizo tan famosas las fiestas que hasta venían los vecinos de los otros pueblos.
Entre los forasteros que venían a las fiestas un día llegó un chico muy apuesto que se enamoró de una bella joven del pueblo, los chicos del pueblo siempre le habían ido detrás como pretendientes, pero ella siempre les había dado calabazas, se llamaba María como tú. Era más alta que sus amigas, de pelo castaño y unas cuantas pecas que le hacían una cara más infantil y guapa, poseía unas esbeltas caderas y cintura estrecha, y el resto su cuerpo intuía generosas curvas.
Ella cuando lo vio, también se quedó prendada de tan apuesto muchacho, era un chico alto, con anchos hombros y espalda, se veía muy atlético y fuerte, su cabeza lucía una espesa mata de pelo negro y ondulado, se llamaba Andrés.
Durante los primeros días que se vieron, se apartaban de la multitud para quedarse a solas y hablar de sus ocurrencias. Una de esas noches, en la que toda la gente menos ellos estaban alrededor de un gran fuego, se oyó un estruendo, como si golpeasen una madera o un tambor, de repente y a la velocidad del rayo una gran sombra negra cayó sobre los presentes y se escucharon sus gritos del susto que se llevaron, tan como apareció la enorme sombra desapareció.
Todos se miraron asustados y con cara de pregunta sin respuesta, hasta que se oyó a uno de los hombres que exclamaba, - Mi mujer, se ha llevado a mi mujer, el demonio se la ha llevado.
Todos quedaron sorprendidos y aterrorizados por como habían transcurrido las cosas en estos segundos. María y Andrés llegaron corriendo, preguntando por lo ocurrido. Aquella noche la fiesta terminó sin más preámbulo, cada uno se fue a sus respectivas casas entre murmullos y comentarios sobre lo ocurrido.
Pasaron los días y se siguieron oyendo casos de desapariciones nocturnas, algunos decían que era el mismísimo diablo alado, otros comentaban que los árabes habían traído una bestia infernal al servicio del islam.
La gente empezó a refugiarse en sus casas antes de que se ocultase el sol, por un tiempo dejaron de ocurrir estas desapariciones, hasta que un día a la luz de la mañana, mientras estaba trabajando María junto a su hermano pequeño en el campo, vio como su hermano era arrebatado del suelo por un enorme ser alado, ella chillo llamándolo, Lucas, él emitía gritos de dolor mientras desaparecía llevado por este ser alado. María no lo pudo ver con claridad por que el sol le cegaba.
Al correr la voz, acudieron los soldados del Conde Miró de Barcelona a interrogar a María, la cual les explico los hechos. También había venido Andrés, que cuando podía siempre visitaba a María y ahora por lo ocurrido no quería dejarla ni a sol ni a sombra, vivía de alquiler en una casa de Pallejà y pidió trabajo en la misma finca donde trabajaba María, se lo dieron de inmediato en sustitución de Lucas el hermano desaparecido de María.
Andrés, se propuso aprender el arte de las armas y cuando podía practicaba junto a un nuevo amigo que había sido soldado contra los árabes, hasta que perdió una mano, pero que no le era impedimento para enseñar sus habilidades con la otra, practicaban con la espada, con la lanza y hasta con el arco, el ex-soldado había creado un mecanismo atado a su muñón con el que podía disparar las flechas.
Una mañana mientras Andrés y María junto a otros jornaleros estaban labrando la tierra y sembrando, apareció un jinete, que de pronto no se dieron cuenta quien era, iba moviendo los brazos, se desenrollo un pañuelo de la cabeza que usó en señal de paz, al estar a pocos metros vieron que era un árabe asustado, el hombre se apeó del caballo, se arrodillo junto a ellos, señalado al cielo les dijo – Por favor, piedad, el dragón se ha llevado a mi familia cuando íbamos de regreso al -Ándalus.
Y ante sus ojos incrédulos y sus cuerpos paralizados por el más grande de los terrores el ser alado volaba hacia ellos y de repente se llevaba al árabe que había empezado a correr y a chillar al oír el aleteo de las alas. Andrés reaccionó tarde, corrió hasta donde tenía el arco y disparó una flecha que no acertó el blanco. Siguió corriendo para ver a donde se dirigía el monstruo, se perdió en la lejanía.
Los demás fueron al pueblo en busca de las autoridades, ante el señor del castillo todos hablaban de lo ocurrido con el miedo en el cuerpo que salía por sus bocas.
Se le comunicó al Conde Miró de Barcelona, el cual puso una buena recompensa para aquel que trajera la cabeza del dragón alado.

Mientras, Andrés había visto la zona de la cueva en la que el monstruo había llevado su presa y volvió al pueblo y al enterarse de la recompensa, se lo dijo al ex-soldado que respondía por el nombre de Ramón. Entre los dos planearon acabar con el dragón alado.
Andrés y Ramón partieron con sus armas hacia la montaña dirección a Montserrat, al verlos nadie se extrañaba, ya que en aquellos días de guerras y conquistas contra los árabes, era normal ir armado, bueno casi nadie, ya que a María si que le pareció ver a Andrés con tantas armas y acompañado de Ramón. En vez de preguntar a dónde iban, prefirió seguirlos.
Cuando ya habían pasado el camino de "Les Rovires" acercándose a lo que después se conocería por el paso de la barca, se adentraron al bosque para ir montaña arriba, los dos hombres iban hablando sobre como cazar a la bestia, cuando oyeron un grito y el sonido del vuelo del dragón por detrás suyo.
Andrés con el corazón sobrecogido, vio entre las garras de la bestia a María. Echo a correr siguiendo al dragón, Ramón le imitó, llegaron exhaustos a unas rocas, se agacharon y escondidos de la vista del monstruo recuperaron fuerzas, desde donde estaban se divisaba por una parte el pueblo del otro lado del río y por la otra la cueva que permanecía escondida entre rocas y pinos. Cuando habían recuperado fuerzas encendieron unas antorchas y entraron sigilosamente en la cueva, vieron restos de huesos de animales y humanos, siguieron una gruta hasta una "sala", vieron los últimos desaparecidos, algunos parecía que estaban vivos, si y allí estaba María, al dragón no lo vieron por ningún lado, así que decidieron acercarse en una carrera.
Andrés ya sujetaba en brazos a María que abrió los ojos y se abrazó a él. En ese momento, desde un agujero que parecía que comunicaba con el mismo infierno, salió el enorme dragón, la fiera dio un rápido coletazo al desprevenido Ramón que cayó al suelo, se levanto de un salto espada en mano.
Andrés dejó a María en el suelo y se colocó entre ella y el dragón, Ramón se situó a su lado, el dragón se movía con torpeza por la falta de altura de la cueva y al no poder volar, sus movimientos allí dentro eran limitados de agilidad, esto lo aprovecharon nuestros héroes para atacarle a la vez.
Después de unos minutos interminables de lucha, le clavaron las espadas en el pecho y en el cuello, el dragón cayo moribundo, Andrés sin perder tiempo alzó su espada y le corto la cabeza. Salieron con los supervivientes que podían caminar y a los otros los fueron a buscar con ayuda de gente del pueblo, La cabeza del dragón se la llevaron al Conde Miró de Barcelona y cobraron la recompensa, Ramón dio su parte a Andrés y a María como regalo de boda.
Esta es la verdadera historia del dragón que dio nombre a la curva que hay una vez que sales del pueblo en dirección a Montserrat, La curva del Drac, con el tiempo hasta nuestros días este nombre fue transcrito.
Y la iglesia de Santa Eulalia de Pallejà la que llenaron de rosas rojas en memoria de todos los que habían perdido su vida a causa de la fiera.

No hi ha entrades.
No hi ha entrades.